La edad de la inocencia (The Age of Innocence, 1993) de Martin Scorsese.


Nueva York, 1870. Newland Archer (Daniel Day-Lewis) es un joven abogado de la alta sociedad, prometido con la inocente May Welland (Winona Ryder), chica de su misma clase social. Su relación se verá trastocada con la llegada a la ciudad de la condesa Olenska (Michelle Pfeiffer), prima de May, que parece mantenerse envuelta en el escándalo desde que decidiera divorciarse de su autoritario marido. Newland se sentirá fuertemente atraído por ella.

 The Age of Innocence, Elizabeth Peyton

Exquisito e infravalorado título romántico que constituye uno de los trabajos más destacados de Scorsese; quien demostraba aquí, con su talento y cinefilia, ser capaz de afrontar y salir airoso de cualquier tipo de empresa, por mucho que la misma pareciera, en principio, muy alejada de su personal universo fílmico.

El propio Scorsese y Jay Cocks, fueron los encargados de adaptar la novela homónima de Edith Wharton, convertida en todo un clásico de la literatura romántica desde su publicación en 1920.

El director norteamericano vuelve a poner de manifiesto su gusto por el detalle, ofreciéndonos una exhaustiva y milimétrica descripción de los usos y costumbres de la alta sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX.


 La influencia de los melodramas históricos de Visconti y Ophüls resulta evidente, como bien se puede apreciar en la secuencia inicial de la ópera, similar al comienzo de Senso, o en la del baile que se celebra en el salón de la casa de los Beaufort, y que tanto nos recuerda a El gatopardo. Por su parte, el triángulo amoroso sobre el que se articula la historia, no deja de ser deudor del que ya encontrábamos en Madame de… . Por no hablar de los elegantes travellings tan comunes en la caligrafía ophülsiana, y que Scorsese parece rememorar en su brillante puesta en escena.

En cualquier caso, e independientemente de las posibles influencias, el cineasta logra integrar el material ajeno (la novela de Wharton) en su propio universo, y ahí radica su mayor logro. Porque en ese microcosmos de personajes que ocupan una posición marginal respecto a la sociedad (tan habitual en su filmografía), también encuentran acomodo el Newland Archer y la condesa Olenska de la obra que ahora nos ocupa. Es lo que ocurre cuando uno se salta las normas en una sociedad anclada en su desfasada apariencia, y que hace de la doble moral su razón de ser.

Al realizador parece interesarle sobremanera, la obsesión amorosa que invade a su personaje principal masculino, al que sitúa cerca de la fijación fetichista (besa los zapatos de su amada y, en una escena bastante turbadora, escudriña de manera intensa una sombrilla que cree suya, pero que acaba siendo propiedad de otra chica). Day-Lewis está espléndido en su interpretación (no en vano es el mejor actor de su generación), al igual que Pfeiffer y Ryder; regalándonos los tres, momentos verdaderamente memorables. 


A destacar también, la gran fotografía de Michael Ballhaus y la brahmsiana partitura de Elmer Bernstein, que compone una de las más bellas bandas sonoras de la década de los noventa.

El único pero que se le puede poner al filme, es el uso algo excesivo que hace de la voz en off (la de Joanne Woodward en su versión original) para plasmar la prosa de Wharton.

La cinta se cierra de manera magistral, con el que probablemente sea el final más triste y hermoso filmado por Scorsese. Una escena que plasma a la perfección, el valor y la idealización que adquieren nuestros recuerdos cuando estamos próximos al fin de nuestras vidas.


13 comentarios:

  1. Es importante recordar películas como esta; porque son como la vida misma; cambian las épocas pero no los sentimientos. Yo la había visto hace tiempo y la he vuelto a revisar.
    Ahora me ha resultado más romántica y triste que entonces; pero igualmente maravillosa.
    Es extraño que no tuviera ningún comentario.
    Gracias, Ricardo!
    Un abrazo

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    1. Hola, selegna:
      Esta película me gusta desde mi adolescencia, cuando la vi por vez primera en Canal Plus (sobre 1995). Desde entonces la he revisado un montón de veces, y siempre me deja un sabor de boca amargo (reconozco que su final me ha emocionado en más de una ocasión). La dirección de Scorsese es magistral, los actores están increíbles y la banda sonora es bellísima. En fin, que me recuerda mucho a esos dramas románticos de Ophüls y Visconti que tanto admiro.

      Un abrazo y gracias a ti :)

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  2. A mi, es una de las que mas me gustan; aunque, cuando la ví, no tenía, ni mucho menos, una edad tan tierna como la tuya. Day Lewis, está increible en su personaje romántico y cómo puede uno no emocionarse con el final! Bueno, pues yo sigo; tengo en espera unas cuantas obras maestras de tema similar; una cosa es segura: Estos dias no los voy a olvidar por mucho tiempo que pase. Gracias y hasta la próxima!

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    1. Day-Lewis me parece un actor imponente, aunque si no se le controla puede tender a la sobreactuación, como ocurría en "Pozos de ambición". Ryder y Pfeiffer, además de guapísimas, también están increíbles en la película. Un filme para ponerse algo blando y melancólico, sin duda.

      Hasta la próxima!

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  3. Pues ahora que lo mencionas, es cierto, "pozos de ambición" la ví, y también me dió esa impresión; sin embargo aquí no. Ellas, muy bien las dos; aunque tengo preferencia por Michel Pfeiffer, quizá porque me siento más cercana a ella, sólo por la edad, claro está.
    Ah! y tienes un gusto exquisito para elegir las fotos, como esta de "Jezabel.
    Me voy al 2046; ya te contaré cuando vuelva.

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    1. Pues no te vas lejos ni nada, ¡al 2046! Ten cuidado, que dicen que nunca se regresa... La Pfeiffer sigue siendo una mujer guapísima, y como condesa Olenska era, desde luego, toda una tentación.

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  4. A ver como es aquello y si no me echan, igual me quedo. ¿Crees que habrá blogs allí?...sino no hay trato!

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    1. Claro que los habrá, pero no como el mío :P

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  5. je,je...a eso me refería!

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  6. Este film no me gusta nada (y me jode mucho). Existe cierto fetichismo por parte de Scorsese en retratar los lujos de los muy ricos que me ponen enfermo. Incluso esta película consigue algo imposible, que Michelle Pfeiffer salga fea.
    No es que no sepa valorar el esfuerzo que haces en que apreciemos la película pero desde mi punto de vista una película de época (cualquier época) debe introducir al espectador desde el primer momento en el ambiente, transladarte allí, y ésta película no lo consigue. Por tanto, no entro en la trama (veo a Day-Lewis, Pfeiffer & Ryder pero no a sus personajes).

    Saludos.

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    1. Hola, Fransico:
      Tal vez deberías revisarla. A mí me parece una de las grandes películas de Scorsese. Que se detuviera tanto en la filmación de detalles, era fundamental para reflejar la esencia de la alta sociedad norteamericana finisecular. Yo veo guapísima a la Pfeiffer, como casi siempre :)

      Un saludo.

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  7. He visto y recuerdo finales inolvidables en el cine, por ejemplo los de Muerte en Venecia, El séptimo sello, Solaris, Derzu Usala, Chinatown, y este. Solo por la escena final de esta pelicula Scorsese está en la historia del cine

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  8. Excelente reseña Ricardo. Inolvidable película de la cual destacas entre otras cosas dos hechos muy significativos: que Scorsese sale más que airoso habiendo dejado su temática favorita y que le película es deudora de Visconti y Ophuls.

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