La máscara del demonio (La maschera del demonio, 1960) de Mario Bava.

 
Moldavia, siglo XIX. El profesor Kruvajan (Andrea Checchi) y el joven doctor Gorobec (John Richardson), viajan a través de inhóspitas tierras para acudir a un congreso. Tras sufrir un leve percance, llegan a una derruida iglesia en cuya cripta principal está enterrada una bruja, la princesa Asa (Barbara Steele), que fue ajusticiada por la Inquisición dos siglos atrás junto con su amante, el príncipe Javutich (Arturo Dominici). De manera no intencionada, la bruja será resucitada, aunque para volver a tener una existencia plena, deberá poseer el cuerpo de la joven Katia (también Barbara Steele), una descendiente de idéntico físico al suyo.


Uno de los títulos más célebres del fantástico europeo, considerado de culto a día de hoy, es La maschera del demonio; filme italiano que supuso el debut como realizador en solitario de Mario Bava. La película es una adaptación libre de Viyi, un magistral cuento de terror del escritor ucraniano Nicolái Gógol.

Si por algo destaca la cinta que ahora nos ocupa, es por su extraordinaria, decadente, lúgubre y estilizada imaginería gótica. Todo un lujo que hará las delicias de los amantes del género. Bosques densos y oscuros, furibundas tormentas, aullidos fantasmales, brumosos cementerios, criptas putrefactas, ocultos pasadizos, jardines marchitos, tenebrosas estancias y maldiciones familiares plagan un relato que versa sobre la brujería y el vampirismo.


La obra arranca con un soberbio prólogo que nos retrotrae al siglo XVII, concretamente a la noche en la que los dos amantes son ejecutados por practicar magia negra. Como castigo, a ambos se les colocan unas monstruosas máscaras con púas que provocan su muerte. La lluvia torrencial que se inicia tras la maldición entonada por la bruja antes de morir, impedirá que los cuerpos sean consumidos por las llamas. Es cierto que a partir de ahí, el filme se vuelve algo convencional en su desarrollo, con caracteres ciertamente impersonales, una exposición de situaciones ya vistas en el género y subtrama amorosa que no se adecua demasiado al resto del conjunto. Sin embargo, su malsana atmósfera y lo conseguidas que están determinadas secuencias (las resurrecciones de la princesa Asa y del príncipe Javutich provocarán más de un sudor frío por la espalda del espectador), elevan a la película a la categoría de indiscutible clásico.


Un punto y aparte merece la sexualidad desprendida por la presencia de Barbara Steele, quien tras aparecer aquí, acabaría convirtiéndose en la musa más reclamada y deseada del gótico italiano.

6 comentarios:

  1. Un clásico en toda regla que además fue atrevida en sus planteamientos formales y sugerencias sexuales. La vi hace poco y, aun con todo su exasperante barroquismo, me pareció una película que destila terror y mala uva por los cuatro costados. Como digo, un clásico adelantado a su tiempo; hablaré de ella en breve... Un saludo...

    ResponderEliminar
  2. Hola, dvd:
    Efectivamente, un clásico. Creo que su principal virtud radica en que Bava supo dotar a una historia ya clásica, de una estilización y ampulosidad inauditas en el género. Además, y como bien apuntas, acentuó las connotaciones sexuales del relato, algo similar a lo que la Hammer ya estaba haciendo por entonces en el Reino Unido.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Hola camarada, como bien comentas la mejor peli de Bava está claramente emparentada con las pelis de la Hammer en lo referente al discurso y a la ambientación; es increible como Bava en sólo 87 minutos recorre toda la iconorafía del terror-gótico.
    También cuenta con momentos especialmente shocking, capaces de ponernos los pelos de punta, como el de la máscara de clavos del primer fotograma.
    Excelente fotografía,con una magnífica utilización de luces y sombras, algo que sin duda acentúa esa estilización estética a la que haces referencia.

    Un abrazo y felicidades por la excelente reseña.

    ResponderEliminar
  4. Hola, camarada:
    Como gran aficionado al género, sabes perfectamente que en esta época se desarrollaron tres focos que dieron lustre al gótico en el cine: la Hammer en el Reino Unido, Roger Corman y su ciclo de Poe en EEUU y los italianos. "La máscara del demonio" es el mejor y más representativo filme de todo el gótico italiano. Como decía el presentador de un programa de radio que escuchaba cuando era adolescente: "Para pasarlo de miedo con miedo".
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Supongo que los productos que la Universal lanzó a lo largo de la década de los treinta del pasado siglo marcaron los cauces del género terrorífico, vertiente gótica. Tramas, mecanismos, trucos, iluminación, constantes... todo se hizo ya en aquellos lejanos tiempos, sirviendo de pauta para los que después retomaron y apuraron la veta con renovada maquinaria. Y no es cosa de enumerar aquí títulos porque fueron cientos y muchos están en nuestra memoria. La Hammer aportó el color (y qué color!) poniendo el acento, como ya se apunta más arriba, en las connotaciones sexuales de aquellas historias. A continuación, el intrépido Roger Corman se dedicó con rapidez y fruición a hacer estimulantes cócteles mezclando sin prejuicios los relatos y poemas de Edgar Allan Poe (uno se rinde ante maravillas como "LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA"). Casi al mismo tiempo, se inicia lo que podríamos llamar la "escuela italiana del horror" con aportaciones como la película de Mario Bava que brillantemente reseña Ricardo, una sugestiva performance realizada con materiales de derribo, un inteligente (y economizante) tenebrismo fotográfico y un toque naïf en algunos aspectos de la puesta en escena (observado todo con la distancia adecuada) que, por momentos, nos transporta a algunos productos mexicanos del género.
    Pero "LA MÁSCARA DEL DEMONIO", además de la astucia expositiva de Mario Bava (llevada hasta las últimas consecuencias en la posterior "LAS TRES CARAS DEL MIEDO"), cuenta con la espeluznante y mortuoria belleza de la "inmortal" Barbara Steele. Y eso la sitúa por encima de todas las demás. De todas!
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Teo:
      Efectivamente, los filmes de la Universal de los años treinta, que a su vez se inspiraban en la estética expresionista, fueron los que sentaron las bases del horror gótico. Casi toda la iconografía del género (viejos castillos, cementerios con niebla, catacumbas, telarañas, murciélagos...) se encuentra ya en "Drácula", "Frankenstein", "El caserón de las sombras", "El hombre lobo", etc. Lo que hicieron la Hammer, Corman y los italianos, fue renovarlo y dotarlo de nuevos matices y perspectivas. De la casa del martillo, me quedo, como no podía ser de otro modo, con las obras del maestro Fisher; de Corman, con la cinta que mencionas y, sobre todo, con "La caída de la casa Usher"; y del gótico italiano, con el citado Mario Bava. "La máscara del demonio" es su mejor película, pero también me gustaría reivindicar el título al que haces referencia: escalofriante tríptico cuyo segundo episodio, "Los Wurdalak" (con Karloff haciendo de vampiro!), me parece una auténtica joya.
      Gracias por tu tiempo.
      Un abrazo.

      Eliminar

Recent Posts

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...